En primer lugar, como para cualquier cosa en la vida, para esto hay edades. De hecho Facebook tiene una política que indica que ninguna persona menor a los 13 años puede crearse una cuenta.
Los niños de hoy son nativos digitales, pero ¿cómo marcarles límites en el uso de las redes sociales? ¿Cómo ayudarlos a introducirse en un mundo del cual los adultos recién estamos aprendiendo?
Lo primero es no mirar los avances de la tecnología y el uso de las redes sociales con miedo. Todo lo desconocido nos genera la reacción de querer alejarnos, si es nuevo, nos alejamos. Sin embargo, entiendo que como adultos tenemos que hacer todo lo contrario, hay que meterse en el tema. Creo que cualquier madre, padre o maestra debe tener Facebook para entender y conocer cómo funciona. Y así como hablamos de Facebook, también hablamos de Twitter o cualquier otra red social. Es nuestra responsabilidad como adultos aprender de este lenguaje, que tiene otras reglas, que es diferente, para poder ayudar y orientar al niño y aprovecharse de estas herramientas que, bien utilizadas, son absolutamente maravillosas y, mal utilizadas, pueden ser muy peligrosas. Es verdad, recién estamos escribiendo los libros sobre el tema y seguramente en el futuro se hagan muchas correcciones a nuestros pensamientos de hoy, pero como adultos podemos tratar de imaginar es que cuando el niño entra al mundo de internet está entrando a una enorme plaza. En esa plaza hay de todo, cosas fantásticas y cosas malas, entre medio toda una gradación de situaciones. ¿Cuál es nuestro deber como adultos? Es estar vigilantes, atentos, dejarlos hacer su experiencia, pero con orientación y cuidado.
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